lunes, 15 de septiembre de 2014

Seis refutaciones a planteamientos muy comunes de personas "hetero" (aunque manifiestamente "gayfriendly") y "homo" (armarizadas).









"Yo no voy diciendo por ahí que soy heterosexual."

1. Yo necesito decirlo porque si no, me presuponen hetero. Imagínate un mundo al revés en el que  la homosexualidad fuera la norma y a "tod@s" desde pequeños nos trataran como tales. De locos, ¿verdad? Entender la diversidad, invalida las etiquetas. Soy diferente pero igual de respetable.



"No me importa con quien te acuestes."

2. No es solo acostarse. Si compartes tu vida con alguien, y no hay nada que me lo impida, ¿por qué voy a ocultarlo? 



"Tu vida sexual es íntima pertenece a tu vida privada."

3. No hay que entrar en detalles, pero cuando se tiene pareja sentimental es muy común tener relaciones sexuales con ella. Se hace sexo en privado, pero es muy social salir por ahí con tu pareja (relacionarse con otros y no tener que presentarla como "amig@")



"A nadie le interesa saber tu orientación sexual. Vivirla en secreto es respetable."

4. Sí, si tu lo eliges así. Las razones de vivir armarizado son muchas y variadas. A veces, el miedo a la discriminación, al rechazo en el trabajo, la familia, los amigos... En muchos casos también aparece una homofobia interiorizada (sentirse culpable por ser contrario a la norma, o lo que se llama "correcto") que impide a uno aceptarse tal y como es, convirtiéndosele en insoportable ser descubierto. 



"Conozco a parejas gays y no me lo han tenido que decir. No hace falta, se sobreentiende. Todo el mundo lo sabe y sin problema."

5. Mi pregunta es: si no hace falta decirlo, ¿es necesario callarlo? ¿Normalizar sin visibilizar? Es decir, sabemos que existís, pero la heteronormalidad es lo que se visibiliza, otros modelos no. Grave error: la visibilización da referentes necesarios para una normalización. 



"Los temas sentimentales y/o sexuales deben tratarse con cierto pudor y no exhibirlos. No entiendo lo del ORGULLO."

6. No veo exhibición ninguna en afirmar que amas a una persona de tu mismo sexo. Ser gay no es un extra, pero tampoco resta como algo negativo. Orgullo de ser como eres.
Amar no da vergüenza, odiar sí.






martes, 9 de septiembre de 2014

Soy viejuna (reflexiones y otras ideas)





     Siempre me han dicho que no aparentaba la edad real que tenía. Me restaban años (a veces un número exagerado) del tirón. Ahora, con 48 "tacos" siguen diciéndomelo.  No sé, yo me veo un poco "viejuna". La edad se nota porque no es solo físico, adquieres un bagaje que te impide identificarte con etapas anteriores: te das cuenta de que tú ya ni haces, ni piensas, ni te diviertes con lo mismo que hacías, pensabas o te divertías con 20 años...

     "Estás fantástica para tu edad". Esa frase que puede sonar a piropo, me crea cierta inquietud. Mi edad puede convertirse en un "a pesar de" que no me parece del todo exacto. Los años pasan y me convierten en la "señora mayor" que soy. Mis años se me han grabado a fuego en mi piel, en mis ojos, en mis manos...Soy la que soy ahora porque ellos me han ido manteniendo. Son mi esencia y que sigan pasando, por favor :)) 
     No veo mérito en parecer más joven. La genética, una buena alimentación, actividad física, vida sana y sin estrés... Todo esto puede ayudar a lucir tipo con una edad ya de peinar canas. 
     
     Para mí el físico es muy importante: tenemos un solo cuerpo para toda nuestra vida que debemos cuidar por nuestro bien. Esto es la base. Pero cuando cumples años y te encajas casi en el medio siglo, tus "encantos" son, sobre todo, tu modo particular de ver la vida. Una peculiar idiosincracia que te hace brillar sin esfuerzo. No sé si me explico. 

     Lo que quiero decir es que hay gente muy mayor que mantiene una mirada soñadora que evoca la ilusión, las ganas, el atrevimiento, la lucha, el no conformarse... Esa mirada es la que yo quisiera tener y conservar siempre.

     Lo cierto es que ahora, en esta madurez en la que me estoy instalando estoy muy a gusto conmigo. Física y mentalmente me molo. 


     Soy feliz, qué más puedo pedir.









Adenda:  
Estoy convencida de que gran parte de "conservarme" (vaya palabro más feo) tan bien se lo debo a la vida que hace ya tantos años comparto con ella, mi "soulmate", mi único y gran amor: culpable al cien por cien de mi felicidad.